Narciso, la historia de un ególatra.

08.03.2017 00:04

 

En la mitología griega, Narciso era un joven muy hermoso. Sin embargo, uno de los grandes defectos de Narciso era que sólo sabía quererse a sí mismo. Su ego y vanidad le impedía querer  a una persona más que así mismo. Las doncellas se enamoraban de él, pero éste las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, Sin embargo, sobre Eco caía una fatal maldición. Hera, celosa de esta ninfa, no quería que encandilase a su esposo Zeus, y por ello la maldijo quitándole su voz, y provocándole que sólo pudiese articular la última palabra de la persona con la que estaba conversando, por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor. Un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: «¡Ven!». Después de responder Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.

Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso.