POESIA VANGUARDISTA

23.06.2021 16:18

El  surgimiento del vanguardismo, se inicia en la primera mitad del siglo XX y es un  conjunto de corrientes artísticas. Más que a una escuela literaria determinada, este término se aplica a varias tendencias cuyo objetivo común es la  renovación del arte, y la  creación de nuevos contenidos y formas de expresión para remplazar los gastados moldes del pasado.

En la literatura de vanguardia se crean varias escuelas modernas: modernismo, postmodernismo, creacionismo, futurismo, cubismo, dadaísmo, ultraísmo, superrealismo, impresionismo, imaginismo. Todas ellas impulsadas por creadores tales como Nicolás Guillen, Vicente Huidobro, César Vallejo, Walt Whitman, Filippo Marinetti, Apollinaire,  y otros.

Lo singular de las tendencias de vanguardia, es la firme reacción que originan en contra del pasado y el dinamismo renovador que exigen de sus seguidores. La tendencia a la universalización del arte, el esfuerzo denodado en la búsqueda de lo original, y el aglutinamiento, asociación y combinación de variadas manifestaciones artísticas en la obra creada, son algunos de los postulados en que los vanguardistas se basan para la composición de sus obras.

Como en toda manifestación artística, el talento del poeta determinará la calidad, el genio y la maestría de la producción. La poesía vanguardista se caracteriza por la libertad de expresión, rompiendo con las reglas convencionales, al suprimir la métrica regular, la rima, los signos de puntuación y alterando la estructura de las obras.

 

Los heraldos negros (César Vallejo)

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos,

como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza,

como charco de culpa, en la mirada.

 

Guitarra (Nicolás Guillén)

Tendida en la madrugada,

la firme guitarra espera:

voz de profunda madera

desesperada.

Su clamorosa cintura,

en la que el pueblo suspira,

preñada de son, estira

la carne dura.

¿Arde la guitarra sola?

mientras la luna se acaba;

arde libre de su esclava

bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,

dejó el cabaret sombrío,

donde se muere de frío,

noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,

universal y cubana,

sin opio, ni mariguana,

ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,

nueva otra vez al castigo

con que la espera el amigo,

que no la deja!

Alta siempre, no caída,

traiga su risa y su llanto,

clave las uñas de amianto

sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,

límpiale de alcohol la boca,

y en esa guitarra, toca

tu son entero.

El son del querer maduro,

tu son entero;

el del abierto futuro,

tu son entero;

el del pie por sobre el muro,

tu son entero. . .

Cógela tú, guitarrero,

límpiale de alcohol la boca,

y en esa guitarra, toca

tu son entero.